martedì 3 dicembre 2019

gloria

Una noche Gloria caminaba por una calle solitaria, cuando de pronto escuchó una voz que la llamaba.

—Glooooria…
—¿Qué, quién es?

Volteó sin poder ver a nadie y siguió caminando con el corazón latiendo fuertemente. Llegó a la esquina, 

se sintió aliviada al ver su casa desde ahí.

—Gloooria…

Dijo nuevamente la voz que venía de abajo, de la tierra y corrió lo más fuerte que pudo, al llegar a la 

puerta de su casa, se detuvo para buscar las llaves. Casi lo lograba (estar a salvo), pero tras un gran 

ruido un hoyo se abrió de repente y se la tragó.

—¡AYUDAAA!

Gritó lo más fuerte que pudo, pero sólo consiguió que aquella masa entrara partícula a partícula por su 

boca.

La tierra parecía estarla succionando hacia el centro de ella, y Gloria se llenó de terror, pensando que 

nadie sabía que ya no estaba, y que nadie podía ayudarla.

Mientras era arrastrada, pudo asirse por un momento de lo que parecía ser una roca muy afilada, pero 

eso que la jalaba era más fuerte y la arrancó haciendo que se cortara profundamente a lo largo de los 

brazos. 

La sangre comenzó a chorrear incontrolablemente.

A cada segundo que pasaba, Gloria oponía menor resistencia, el frío se apoderaba de su cuerpo y el 

tiempo empezó a volverse intermitente entre oscuridad y la nada. Pronto permaneció en la nada.

La tierra entonces escupió su cuerpo en un callejón muy lejos de su casa, con la ropa maltratada y el 

cabello inmerso en un gran charco de sangre.

¡SUICIDIO! Decían las primeras planas a la mañana siguiente.


letras de

                                               Carolina Tejeda/ Nautas de Letras


                                                     dibujo de maurizio barraco

Nessun commento:

Posta un commento